Dice el dicho que "la letra con sangre entra" y para el profesor Sarubato no hay frase más sabia, es por eso que en su clase los castigos físicos están a la orden del día, pero no los clásicos reglazos en las manos, no señor, sino golpes y mutilaciones qué han dejado como resultado toda una clase llena de amputados.
Muchos considerarán que sus castigos son una exageración, pero este profesor tiene un punto: "si no te esfuerzas por aprender algo, terminaras por perder algo más importante".